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¿Qué es el fútbol para un niño? ¿Qué representa para ellos? ¿Por qué y para qué juegan?

La respuesta es fácil ¿verdad? Pues parece ser que algunos entrenadores de fútbol base aún no la saben, o mejor dicho no la quieren saber.  Los niños juegan al fútbol para DIVERTIRSE (Sí, en mayúsculas). Un niño no le da patadas a un balón para hacer deporte, o para ganar, o para ser mejor que su compañero, NO.

¿Para qué juega un niño a fútbol?




Un niño juega a fútbol para DIVERTIRSE (Sí, en mayúscula). El niño termina de entrenar y se va a la calle de nuevo con sus amigos ¿a qué?  A jugar a fútbol, ¿Por qué? Porque DISFRUTA (Sí, también en mayúscula).  ¿A que juega en el patio del recreo? A fútbol ¿Por qué? Porque aman tener un balón en los pies.

Entonces… ¿Por qué muchos entrenadores de fútbol base, siguen empeñados en ver futbolistas donde sólo existe la inocencia de niños? ¿Por qué se empeñan en hacerles ver que la victoria es más importante que el disfrute? ¿Por qué les hacen ver que juegan o no en función de sus cualidades?nsdñk

No podemos olvidar nunca, que los entrenadores de fútbol base son INSTRUCTORES Y EDUCADORES de niños ante todo. Que los niños no son futbolistas porque lleven una pelota entre los pies, ¡QUE SON NIÑOS!  Que no nos enteramos. Niños que serán futuros adultos que deben de tener unos valores y unas normas (dentro y fuera del campo) que tú, si TÚ, como entrenador tienes la obligación de transmitirles. No olvidemos que son estas edades donde se forja la personalidad de un adulto y son estas edades donde más se debe hacer hincapié en la transmisión de valores y normas que el niño debe adoptar en su vida.

Nosotros, como entrenadores debemos inculcarles valores como el respeto, la humildad, la empatía, la solidaridad, el esfuerzo, la entrega, la constancia, etc. Además, claro está,  de aspectos técnico-tácticos de este deporte, con el único objetivo que el niño aprenda a ser mejor persona a través del fútbol.

Porque ten muy presente que serás un buen entrenador de fútbol cuando seas capaz de formar a niños en vez de a futbolistas. Porque cuando el niño que tú has educado, se convierta en futbolista, el mismo fútbol se encargará de seguir educándolo como persona. Pero hasta entonces, la pelota está en tu tejado.

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