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   La discreción nunca fue su punto fuerte, desde que nació, fueron muchos los que comenzaron a seguirle; Y fue creciendo su fama, fue aumentando su popularidad. Cada vez que se ponía en movimiento, todos los ojos estaban puestos en él, todos los focos se dirigían a él. Había creado una gran expectación a su alrededor.

     Muchos le golpearon fuerte, le reprocharon que nunca dejara satisfecha a la totalidad de sus seguidores. Muchos le acariciaron, tratando de aliarse con él, rogándole  que no se volviera contra ellos.

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     Llegó a convertirse en rey del mundo, su mundo; y como cualquier rey, fue modificando sus normas, promulgando sus leyes. Se convirtió en estrella de la gran pantalla y edificó templos y coliseos por todas las ciudades. Los anfiteatros se mostraban rebosantes, con un público que entonaba himnos en su nombre. Surgieron grandes guerreros que se agrupaban en batallones y elegían capitanes para comandarlos antes de saltar al campo de batalla.

     Cada una de dichas batallas, fue librada en su honor, en honor a aquel que exigía paz y respeto entre los luchadores y entre sus seguidores. Tenía la capacidad de deslizarse por el suelo, volar por los aires, ir de Norte a Sur y de Este a Oeste. Se sentía libre, era indomable.

      Rodaba desde las grandes esferas urbanas, hasta los barrios más humildes. Los aplausos y las ovaciones eran el denominador común en ambos lugares. Disfrutó con las sonrisas que dibujó y sufrió con cada una de las lágrimas que provocó.

      Como buen rey, tuvo que degradar a las legiones que no cumplieron con su cometido y condecoró a aquellas otras que alcanzaron su cima. Premió también el esfuerzo y el mérito de aquellos soldados que destacaron en la batalla con distinciones individuales.lalsmwqaq

    Sacó a muchos de la pobreza e hizo entender a otros que la fama es algo pasajero, algo fugaz. Que ninguno debía de olvidar quien era, de donde venía.

    Recordó a aquellos que se sentían invencibles, que una herida en el campo de batalla puede apartarte de la gloria y relegarte al ostracismo, recordó a muchos que no eran nada sin él, que todo se lo debían a él.

      Obligó a otros a abandonar sus hogares y a dejar atrás a sus familias para seguirle, les pidió valentía y sacrificio en su nombre, pero se negó a prometerles nada. Pues sus caminos eran impredecibles, sin atajos y con múltiples obstáculos que superar.

     Se dirigió a los talentosos para anunciarles que sin humildad y entrega, jamás alcanzarían su gloria.

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     Él sigue luchando contra las mafias que tratan de corromperlo, contra la violencia y el racismo. Él sigue luchando contra todos aquellos que tratan de manchar su nombre.

      Hablamos de algo que da vida sin tenerla, de algo que une a las personas, de algo que no entiende de edades, ni de géneros, que no distingue entre clases sociales.

      Hablamos del balón, el corazón del fútbol. Hablamos de un sentimiento cubierto de cuero. Hablamos de una pasión capaz de acelerar tus latidos, de desafiar a la razón.

       Porque no podemos entender el fútbol, sin ponerle corazón, porque no podemos entrar en su reino, si no amamos el balón.

Dedicado a todos aquellos amantes del fútbol, forofos del balón.

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